Mis pensamientos
30. abril 2010 | Por Padre Pedro Garcia | Categoria: Reflexiones¿Podemos hablar hoy de nuestros pensamientos? ¡Claro que sí, no faltaba más! Porque los pensamientos tienen una gran importancia para nuestra vida moral y cristiana. El pensamiento es lo más íntimo que tenemos dentro de nosotros. Por eso —porque nadie se meterá en nuestros pensamientos si no los manifestamos con la lengua—, la Biblia nos da un consejo muy sabio: – Vigila tus intenciones, pues de ellas mana la vida (Proverbios 4,23)
Para un israelita, la vida íntima tenía su morada en el corazón. Y corazón eran las intenciones que una persona tiene y fomenta, y en los cuales se entretiene durante todo el día… Por eso, hay que vigilar los pensamientos, porque si se le mete a uno la idea de asaltar un banco, pronto se hará con la pistola…, y si se empeña en dirigir la universidad, sin darse cuenta se habrá metido en la cabeza una biblioteca para prepararse… ¡Los pensamientos! Son la semilla que sembramos en nuestra alma, como el arroz o los frijoles en el campo. La cosecha será conforme a la semilla que hayamos sembrado. Por eso, pensar rectamente durante el día, es asegurarse una vida llena de obras magníficas.
De ahí la importancia de lo que se lee, o se ve, o se escucha.
Una novela romántica y soñadora crea esos hombres y esas mujeres despistados en su vida sentimental y amorosa, y después vienen los fracasos estrepitosos en el hogar…
Una película porno, ¿qué ideas va a traer y qué sentimientos va a suscitar en quien se aficiona a contemplar tales vulgaridades?…
Por el contrario, un buen libro nos meterá siempre en la cabeza un montón de ideas sanas y grandes.
Un programa de radio como éste, que quiere ser un mensaje cristiano, nos traerá cada día pensamientos que elevarán la vida.
Recuerdo el caso de una Doctora en Psicología que era la admiración y el amor de todos. Al morir de accidente, dejó un recuerdo muy grande en la población. De gran inteligencia, de conducta admirable como mujer y como profesional, le preguntaron una vez:
– Pero, ¿de dónde te sale esa tu vida?
A ella le gustaba filosofar un poco, y respondió con bastante profundidad:
– Mi vida es una hija mía. Concebida por mi mente en mi corazón, las manos se han encargado de sacarla a luz para hacer el bien en el mundo.
¡Qué bien dicho! Para esta Doctora amiga, toda obra de nuestras manos, todo lo que realizamos, es como una criatura concebida en el seno y que tiene un proceso obligado:
– el pensamiento está en el origen de todo; vamos a amar lo que pensamos de continuo;
– el amor se encarga de fecundarlo todo: nos ha ilusionado lo que hemos pensando, y queremos dar a la luz esa criatura que se ha formado en nuestra mente primero y ha fecundado el amor de nuestro corazón;
– la acción ejemplar, lo que hacemos, es fruto de los pensamientos altos y del amor generoso… Hemos realizado lo que pensábamos y lo que amábamos.
Entonces, ¿qué pensamientos debemos fomentar en nuestras almas?… San Pablo nos lo dice en un párrafo magnífico, cuando escribe a los de Filipos: Tomad en consideración todo lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de limpio, de amable, de laudable, de virtuoso y de encomiable (Filipenses 4,8)
Si usted quiere deshojar esta flor que nos brinda el Apóstol, pronto echará de ver y comprobará que
* si tiene pensamientos ajenos a toda mentira, será usted la persona más sincera;
si tiene pensamientos nobles, será todo un caballero o toda una dama;
si tiene pensamientos justos, será la persona más honesta;
si tiene pensamientos limpios, será la persona más delicada y fina;
si tiene pensamientos amables, será la persona más encantadora;
si tiene pensamientos laudables, será una persona que no conocerá jamás una bajeza;
si tiene pensamientos virtuosos, será una persona de gran valer espiritual;
si tiene pensamientos encomiables, será una persona querida y alabada por todos;
si tiene pensamientos alegres, será una persona alegre como una castañuela;
si tiene pensamientos optimistas, será una persona que no conocerá el tedio ni la depresión;
si tiene pensamientos de felicidad, soñará en la felicidad y será, sólo ya por eso, una persona feliz;
si tiene pensamientos de dulzura, será una persona que atraerá a todos hacia sí;
si tiene pensamientos de paz, será una persona a cuyo lado todos se sentirán bien;
si tiene pensamientos de simpatía, será la persona más simpática del mundo;
si tiene pensamientos santos será -¡qué suerte!- una persona candidata a los altares…. *
¿Seguimos?… Podríamos formar una lista interminable de todas las cualidades buenas que, pensadas por todos nosotros constantemente, harían de nosotros las maravillas más pasmosas del mundo…
Nuestros pensamientos son las palomas que nos llevan al nido que ellas mismas se escogen. ¿Hacia dónde vuelan nuestros pensamientos durante el día, para que el nido en que vivimos sea caliente y bello de verdad? ¿Dominamos el arte de vigilar a esas palomas de nuestros pensamientos, de nuestras intenciones, de nuestros deseos?…