¿Se puede o no se puede?…
16. agosto 2023 | Por Padre Pedro Garcia | Categoria: Gracia¿Queremos escuchar el testimonio de una que fue reina universal de belleza, muy querida de todos, que se frustró lamentablemente en su vida, y que finalmente ha llegado a ser después una mujer valiosa?…
Al fracasar tan joven en su matrimonio, se da a la droga, y cae, cae… Pero toma un día con generosidad la gran decisión: -¡Puedo! ¿Por qué no?… Y nos sigue diciendo: -Lo importante es proponerse un objetivo en la vida. De lo contrario, es imposible evadirse del poder de la droga.
¿Tenía bastante con eso aquella Miss tan admirada?… No. Necesitó algo muy superior. Mujer de fe, nos lo dice con sinceridad emocionante: -Hay algo más. Es fundamental una vida espiritual plena. Acercarme a Cristo ha sido la única forma de encontrar sentido a mi vida (A.M., Blanco y Negro, ABC, 2-II-1997)
Un refrán muy nuestro dice enfáticamente: “Querer es poder”. ¿Es esto cierto?… Dicen que Napoleón tenía esta frase tan acertada: -La palabra “imposible” no existe más que en los labios de los imbéciles. Es posible que tuviera mucha razón. Porque todos sabemos que cuando una persona se empeña en una cosa, con un gran esfuerzo, y poniendo toda el alma, al fin la consigue.
Pero ahora no hablamos nosotros del carácter ni de nada parecido. Sino que hablamos, nada menos que de conseguir a Dios, de conquistar la vida eterna, de alcanzar con toda seguridad la salvación, y, para ello, de hacerse con la santidad que Dios exige a los que quieren acercarse a Él. ¿Se puede? ¿O nos hallamos ante un imposible?…
Las dos cosas son ciertas: Se puede, y hay que conseguirlo; y, por otra parte, es un imposible. ¿Cómo nos soluciona Dios el problema?…
En la fe católica tenemos como verdad incuestionable que nosotros, sin la gracia de Dios, no podemos absolutamente nada en el orden sobrenatural. Es decir, que sólo con la gracia de Dios podemos alcanzar la santidad cristiana, hacernos con Dios y alcanzar la salvación. La palabra de Jesús, cuando nos compara con las ramas unidas al tronco, es contundente: -Quien está unido conmigo, igual que yo lo estoy con él, ése da mucho fruto. Porque sin mí no podéis hacer nada (Juan 15,5)
Viene después San Pablo, y nos da la fórmula cristiana más valiente: -Todo lo puedo en aquel que me conforta (Filipenses 4,13)
Ya tenemos entonces la verdad bien clara, sin sombra posible de duda:
– Sin Dios no podemos absolutamente nada. Pero con Dios, lo podemos absolutamente todo.
Por lo mismo, ¿qué le toca hacer al cristiano? Como Dios quiere nuestra salvación y nos da a todos los medios para alcanzarla, el empeño está en responder a esa gracia suya: escuchando su voz, respondiéndole siempre que sí, y poniendo por otra parte todo el esfuerzo.
Es importante proponerse en la vida un objetivo que valga la pena.
¿Salir de una situación moral penosa? ¿Y por qué no?…
¿Alcanzar la santidad cristiana a pesar de todos los pesares? ¿Quién dice que no se puede?…
Es Dios quien llama, quien ofrece, quien da, y no pide más que la colaboración libre del cristiano.
Dios solo no salva. El hombre solo no se puede salvar.
Pero el hombre que responde a Dios se salva con seguridad total.
Un joven llamado Andrés era una calamidad completa. Alejado de Dios, no era sino el calvario de su cristiana madre, que al fin le dice un día: -¡Ahora comprendo aquel sueño que tuve cuando te llevaba en mi seno!… Andrés se estremece: -Pues, ¿qué soñaste, mamá? -Soñé que daba a luz un lobo, una bestia feroz. Aunque aquella fiera se volvía después un corderito manso.
Desde este momento, Andrés está que ni duerme: -¿Yo una fiera? ¿Yo una bestia? ¿Y no tendrá razón mi madre, ante la vida de vicio que estoy llevando?… Pero, ¿y por qué después me veía convertido en manso cordero?…
Andrés no se va con medias tintas: -¡Cuánto que me va a costar dejar tanta suciedad en que me revuelco!.. Pero, ¡tengo que poder! ¡Señor, ¡ayúdame!…
Toma tan en serio la vida, que se convierte de verdad, pide ser monje carmelita, es ordenado después sacerdote, más tarde consagrado obispo, y hoy se llama “San Andrés Corsini”…
Algo muy importante, y que vale más que todo, nos lo ha dicho la buena amiga que ha abierto nuestra reflexión de hoy: ¡Acercarse a Cristo! Apegarse a Cristo. Entusiasmarse por Cristo. Tener confianza en Cristo. Querer hacer algo por Jesucristo…
Por Jesucristo se vencen las dificultades, es cierto. Pero el secreto está en dar el paso siguiente. Si el joven descalabrado superó los obstáculos que le abrumaban y llegó a Santo de los altares, y si la amiga venció la droga y hoy es una mujer de valer, es porque uno y otra se enamoraron de Cristo, se le entregaron con generosidad y supieron decir como Pablo: -No he alcanzado le meta ni conseguido la perfección, pero me esfuerzo hasta que la conquiste, igual que yo fui conquistado por Cristo Jesús (Filipenses 3,12)
A nosotros nos tocó verlo con un compañero del grupo, que trabajaba como nadie y con mucho sacrificio. Cuando nos parecía que ya no podía más, nos confesó: -Quédense tranquilos y sigan contando conmigo. A Cristo le digo siempre que sí, nunca le digo que no, y sin saber de dónde me vienen las fuerzas, ya lo ven que no me rindo por nada. Así ha sido antes, y no tengo por qué dudar de que así será después…
A estas ayudas de Dios en Cristo Jesús las llaman con razón gracias actuales: es decir, fuerzas que Dios nos da en cada momento. ¿Y quién dice que con ellas no se pueden realizar maravillas?…