¿Y si Jesucristo es Dios?…
9. diciembre 2024 | Por Padre Pedro Garcia | Categoria: JesucristoEl Papa Juan Pablo II, con la devoción de un simple sacerdote o de un fiel cualquiera como nosotros, estaba practicando sus Ejercicios Espirituales, y el director, un Obispo belga, pregunta sin más: ¿Quién es Jesucristo? ¡Como si el Papa no lo supiera! Sin embargo, aquella pregunta dio la vuelta al mundo como una noticia nueva, aunque fue el mismo Jesús quien la hizo por primera vez allá en Cesarea de Filipo:
– ¿Quién dicen los hombres que soy yo?… (Mateo 16,13-19)
Responder adecuadamente a esta pregunta será toda una aventura durante muchos siglos. ¿Quién es el valiente que responde con seguridad y con verdad? Pues, bien. Eso que nadie sabe hacer, lo respondió con toda exactitud un pescador del lago: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios. Y lo hizo tan acertadamente, que Jesús, el mismo que lanzó la pregunta, aprobó con un sobresaliente mayor la respuesta: ¡Dichoso tú, Simón! Ten presente que esto que has afirmado no te lo ha dictado nadie de carne y hueso, sino que te lo ha revelado mi Padre celestial.
Nosotros repetimos lo mismo que Pedro, y, aunque no oímos la aprobación de Jesús, sus palabras van también dirigidas a nosotros: ¡Feliz de ti! Porque eso de confesarme Dios verdadero y hombre verdadero también, es gracias a la fe que mi Padre te ha infundido por el Espíritu Santo en el Bautismo! Sí, yo soy el Hijo de Dios y un hermano vuestro.
Aquel Obispo que le preguntó al Papa de manera casi atrevida, explanó su pensamiento en forma contundente. ¡Cuidado con confundir a Cristo con la ciencia, con la cultura —aunque sea cristiana—, con el valor social!… ¡Cuidado! Porque Cristo no es nada de eso y está por encima de todo eso. ¿Sabio? Sí. ¿Reformador? Sí. ¿Defensor de los pobres ante la injusticia? Sí. ¿Moralizador de las costumbres? Sí. ¿Líder indiscutible? Sí… Todo eso, y mucho más que digamos de Él, es Jesucristo.
Pero Jesucristo, ante todo y sobre todo, es Dios, el Hijo del Dios viviente. Aunque ese Hijo de Dios es también hermano nuestro, pues se ha hecho hombre como nosotros, y es el honor y gloria máxima de la Humanidad, porque Jesucristo es único. Genio, líder, reformador y maestro como Jesucristo no hay ni habrá otro igual.
Como aquel razonar del Obispo ante el Papa fue tan singular, nosotros vamos a seguir su mismo pensamiento (Mons. André Mutien Leonard, Febrero 1999)
Jesucristo dijo de Sí mismo que era Dios. ¿Pero dijo la verdad o dijo una mentira? Si dijo una mentira, ha sido el impostor más grande que se conoce. Porque Jesucristo fue entonces atrevido por demás.
– Jesús no dijo: Yo soy un camino que os puede llevar a Dios, sino el Camino único. Cualquier otro camino que no sea yo, es un camino errado, que no conduce a la salvación sino a la perdición.
– Jesús no dijo: Yo enseño verdades, sino que yo soy la Verdad. Quien os enseñe otra cosa diferente a lo que yo digo, es un embustero; no le hagáis caso, que os engaña miserablemente.
– Jesús no dijo: Yo os doy vida, os puedo alimentar, sino que dijo: yo soy la Vida. Quien está unido a mí como la rama al tronco, tiene la vida; quien se separa de mí, está muerto, como la rama seca, que no sirve sino para ser arrojada al fuego y arder.
Jesús nos dijo su gran verdad: Soy el camino, la verdad y la vida, porque soy Dios. Entonces, ¿por qué muchos no le siguen?…
Por Jesucristo estamos dispuestos a perderlo todo.
Por Jesucristo nos jugamos la vida.
Queremos vivir sólo por Jesucristo y para Jesucristo.
Queremos morir en Jesucristo, porque sólo en Él tenemos la salvación.
Jesucristo es lo único que nos interesa. Todo lo demás lo consideramos, como Pablo, pura basura, porque es nada ante la riqueza que supone y es Jesucristo.
Pensar esto y sentir así, es magnífico. A nivel personal, nos sentimos felices.
Pero, ¿qué decimos del mundo que rechaza a Jesucristo, lo mismo su Persona que su ley o su doctrina? Quizá no lo hace muy directamente, porque no se atreve a tanto. Las Asambleas o Parlamentos de muchas naciones aprueban leyes contrarias del todo a las enseñanzas y mandamientos de Jesucristo. ¿Se dan cuenta los votantes a quién niegan su voto y a quién se lo dan?…
En esas discusiones humanas, cuando se debaten el bien y el mal, los hilos de la trama los está llevando entre bastidores el enemigo de Jesucristo, y no se pueden esgrimir los argumentos consabidos de que el Estado es laico, que hay que respetar a todos los ciudadanos en sus propias decisiones, que no se aprueba el mal sino que sólo se tolera…, y otros cuentos mil. Jesucristo —que ama a todos, comprende a todos y salva a todos— está también sobre todos esos que conscientemente echan a perder su obra salvadora.
Ocurrió una cosa curiosa. El mismo día que el Papa oía de aquel Obispo una argumentación semejante sobre Jesucristo, el Parlamento Italiano, a bien pocos pasos, aprobaba la ley sobre las parejas de hecho, la fecundación asistida a esas mismas parejas ilegítimas, etc. Los periódicos de una y otra tendencia ponían sus gritos en el cielo, acusando una parte a la otra. Pero el Vaticano permaneció firme, impertérrito. Sabe muy bien a qué atenerse y quién es Jesucristo. Pasarán las naciones todas de la tierra, y Jesucristo y su obra permanecerán eternamente…
Si las cosas son así, ¿es Jesucristo alguien que nos infunda miedo? ¡Oh, no! Todo lo contrario. Ese Dios se hizo hombre no para condenar al mundo, sino para salvarlo con el dolor y la abyección máximos de la Cruz. ¿Hay alguien que nos haya amado tanto?…