6 Matrimonio 6
28. mayo 2024 | Por Padre Pedro Garcia | Categoria: FamiliaUn conferenciante iba a hablar del matrimonio en un acto muy bien organizado por el Movimiento de Encuentros Matrimoniales. Y tuvo la ocurrencia de anunciar la charla en un cartel con este letrero en tipos grandes: 6 Matrimonio 6. El reclamo publicitario suscitó mucha curiosidad, que no se desveló hasta que, ya en la conferencia, propuso el tema en las primeras palabras:
– Hoy vamos a hablar de las SEIS maneras de amarse en el matrimonio.
Risas festivas entre todos, al conocer el misterio de aquel 6 indescifrable, que había suscitado tanta expectativa.
Nosotros vamos a hacer ahora esto: sin ningún misterio, indicaremos cuáles son esas seis maneras de amar en el matrimonio, propuestas por aquel conferenciante.
* Primera, amar con amor total. ¿Qué significa este amor total? Es lo mismo que decir: con todo lo que entraña nuestra naturaleza. Amar tal como somos, con cuerpo y alma, y con todos los componentes del amor según nuestra manera de ser.
Se ama con instinto genésico. Que hoy lo entendemos mejor al decir con impulso sexual. Ese regalo de Dios, del que tanto se abusa, tiene en el matrimonio el campo apropiado donde desarrollarse y el estadio donde explayarse, vigorizarse y enriquecerse. El gozo sexual viene a ser como el aceite o la grasa en el engranaje de una máquina: que facilita todo el movimiento y hace que el matrimonio funcione con agradable normalidad.
Se manifiesta el amor con cariño, con ternura, con aquella ternura y aquel cariño que sabíamos tenernos los dos cuando novios.
Se entrega el amor con amistad profunda, con una comunicación total, porque hay diálogo, porque el esposo es el mejor amigo y la esposa es la mejor confidente.
Se demuestra el amor con efectividad —tan distinta de la afectividad—, porque no todo se queda en palabras bonitas, sino que se traduce en obras exigidas por el bien del otro.
Cuando se expresa el amor así, con todas las formas y potencialidades, es cuando se tiene el amor en su totalidad, porque abarca a la persona entera, en todo su ser, tal como la persona es.
Es un darse el hombre a la mujer y la mujer al hombre sin reservarse nada. Es practicar la radicalidad del amor, que no conoce más ley que ésta: o todo o nada.
* Segunda manera, se ama en el matrimonio con amor unificado, o sea, con amor que lleva a los dos a perseguir los mismos ideales, a conseguir los mismos fines, a trabajar los dos por la misma causa. Al no dividirse los ideales, difícilmente se producirá el cansancio en la convivencia mutua. Con ello también, ¿en qué se convierte el matrimonio? En una escuela de formación. Se domina el carácter, se aceptan las renuncias, se practican todas las virtudes humanas y cristianas juntas. El matrimonio se hace así un camino de perfección humana y de santidad cristiana. El matrimonio es un verdadero carisma del Espíritu Santo, el distribuidor de los dones en la Iglesia, a la que santifica y hace crecer con el don particular que otorga a los esposos cristianos.
* Tercera manera, se ama en el matrimonio con amor exclusivo. No se admiten divisiones en el compartir el corazón. Un tercer amor no tiene allí ninguna cabida. Ni el pensamiento tan siquiera se escapa fuera de la casa. El propio corazón se encerró voluntariamente en el estuche del corazón del consorte, y de él no se saca nunca ni para lucirlo ni mucho menos para darlo.
* Cuarta manera, se ama en el matrimonio con amor definitivo. No se trata de llegar a unas bodas de plata, ni de oro, ni tan siquiera de diamante. Hay que llegar a unas bodas eternas, para que aquello que unió Dios no lo desuna más que la muerte. Y entonces será para encontrarse de nuevo los dos en una unión definitiva, ya irrompible, en el mismo amor de Cristo con su Iglesia glorificada.
* Quinta manera, se ama en el matrimonio con un amor fecundo. Porque, abiertos a la vida, se convierten los esposos en fuente de nuevos seres, pedazos de su propio corazón. Los hijos son su mayor tesoro, garantía del propio amor, herederos de sus bienes, y, más que todo, hijos de Dios y futuros ciudadanos de la Gloria.
* Sexta manera, se ama en el matrimonio con amor espiritual. Y el conferenciante, católico muy convencido, resumía en esta modalidad dos conceptos diversos.
Al primero lo llamaba humano, como es el amarse con actitudes finas, elegantes, educadas. Que aquello que repartimos con abundancia en sociedad, sea también la norma del trato dentro del matrimonio. Lo que parece un detalle insignificante es, por el contrario, una garantía de estabilidad en el amor…
Y el otro concepto es el del amor sobrenatural, porque se ha metido conscientemente a Dios dentro del propio amor. Cuando un matrimonio cuenta con Jesucristo dentro de la propia vida, el amor está plenamente asegurado, es cada vez más intenso, y se convierte en el camino fácil para llegar a mucha altura en esa santidad a la que Dios nos llama a todos.
El conferenciante del 6 Matrimonio 6 tenía por lo visto bastante buen humor, en medio de su seriedad, y aconsejó a todos los presentes a decirse con el primer saludo del día y con el último beso de la noche: Yo te quiero mucho, mucho; – hoy te quiero más que ayer, – mucho menos que mañana, – ¡y hasta la próxima vez!…