¡Pobres los que se burlan!

15. junio 2012 | Por | Categoria: Reflexiones

¿Qué se piensa, qué se dice hoy de Dios por esos que viven alejados de nosotros y que presumen de incrédulos o son indiferentes?… A lo largo de los siglos han cambiado mucho las cosas acerca del modo con que los hombres tratan a Dios. Nosotros, por su gracia, lo amamos, hablamos de Dios siempre con pasión casi divina, y nuestro lenguaje expresa también siempre una reverencia que es verdadera adoración. ¡Lo queremos tanto!… Nuestro lenguaje expresa nuestro amor. Por eso los cristianos creyentes cuidamos nuestro modo de hablar sobre Dios y no nos permitimos nunca lo que puede ser una ofensa de nuestra fe.
Pero, volvemos a la primera pregunta: ¿Cómo hablan de Dios los que no tienen fe o la han perdido?

Podemos decir que en los últimos tres siglos ha variado mucho la forma en que los incrédulos han tratado a Dios. Hasta el siglo diecisiete inclusive, la sociedad, aunque dividida en muchas confesiones, creía unánimemente en Dios y se respetaba su Nombre.
Pero en el siglo dieciocho surgió en Francia Voltaire, un impío como no se ha dado otro igual. Enemigo furibundo de la Iglesia, la atacó de la manera más cruel No derramó ni hizo derramar una gota de sangre. Sin embargo, se ensañó contra Dios, contra Jesucristo y contra la Iglesia y los atacó sin piedad a base de burlas, chistes, cuentos ridículos, dejando siempre mal todo lo que se relacionara con la religión.
Personas elegantes de la corte, jóvenes y damas, propagaron por doquier todos esos chistes que se han hecho famosos y que aún se siguen contando.

Vino entonces —y esto ya fue sobre todo en el siglo diecinueve— la moda ridícula de negar a Dios. Era de elegancia el manifestarse incrédulo, porque eso estaba más acorde con los avances de la ciencia.
Al venir el siglo veinte, y con el marxismo metido ya entre las masas obreras, la negación de Dios se convirtió en lucha abierta. El comunismo debía ser ateo militante y había que perseguir a la Iglesia hasta eliminarla. Por si no hubiera bastante con el comunismo, vino el nazismo alemán a hacer caso al filósofo que proclamó la muerte de Dios.

Por estos pasos, en estos tres últimos siglos, se empezó a ridiculizar a Dios, a negar a Dios, a perseguir a Dios, a matar al mismo Dios. A esto ha llegado la impiedad moderna. Pero, ¿ha desaparecido de veras Dios?… Todos hemos visto cómo se ha ido cumpliendo inexorablemente la Palabra de Dios: Dios se ríe desde lo alto… Aquel que reside en los cielos se burlará de ellos… De Dios no se ríe nadie… Son dichos de la Biblia que nadie puede desmentir, porque vemos cómo acaban todos los perseguidores de Dios.

Los chistes de los cortesanos franceses, las proclamas marxistas, las filosofías nazis… no eran sino blasfemias que Dios iba tomando muy en cuenta y sobre las que iba a pedir cuentas. Todos sus autores se han presentado hace mucho tiempo ante el tribunal de Dios, y solo Dios sabe la sentencia que hubieron de escuchar aquellos atrevidos…
Como estas doctrinas perversas penetraron tanto en muchos pueblos, se han dado modernamente casos y casos que demuestran a las claras a dónde pueden llegar en el mal lo que hacen esas modas de ridiculizar a Dios, el cual se ha visto obligado a dar escarmientos ejemplares. Son muy conocidos algunos.

En la capital de la Martinica, isla francesa del Caribe, se hace escarnio de Jesucristo matando en cruz un animal el Viernes Santo para ver si resucitaba el día de Pascua. A los pocos días entra en erupción el volcán y destruye por completo la ciudad blasfema (8 Mayo 1902)
Un periódico de la ciudad de Messina, en el Sur de Italia, pide al Niño Jesús como regalo de Navidad un terremoto si es que podía causarlo. Cuatro días más tarde desaparecía una tercera parte de la ciudad y el resto era devorado poco después por un incendio devastador… (28 Diciembre 1908)
Un periódico comunista invita en la ciudad de Nantes, Francia, a una excursión en barco para boicotear la procesión del Corpus y en el vapor se inscribieron letreros con consigna ateas burlándose de la Hostia Santa. El barco se fue a pique y perecieron centenares de pasajeros (14 Junio 1933)

Todo esto no es más que la repetición de aquella página aleccionadora de la Biblia. El rey de los asirios Sennaquerib se presenta ante Jerusalén y blasfema contra el Dios de Israel: ¿Dónde está vuestro Dios? ¿Creéis que os va poder librar de caer en mis manos?… (2Crónicas 32,14). Pero el Señor no se dejó burlar más. En una noche desbarató el campamento asirio, murieron sus soldados por decenas de miles, y huyó Sennaquerib para refugiarse en el templo de su dios Nesroc, donde cayó apuñalado por sus propios hijos…

Me dirán ustedes: ¿A qué viene hoy una consideración como ésta? ¿Es que va para nosotros?… No, para nosotros no va, gracias a Dios. Nosotros amamos mucho a Dios y respetamos hasta lo sumo su Nombre. Una blasfemia contra Dios no se nos ocurre por nada del mundo.

Pero nos da bastante inquietud lo que contemplan muchas veces nuestros ojos y escuchan nuestros oídos. Los chistes contra Dios, contra la Iglesia, contra los Sacerdotes, contra todo lo que signifique Religión, son muy peligrosos, porque van minando la fe de muchos incautos.
La indiferencia en la práctica de la fe cristiana lleva hasta negarla de una vez para siempre. Y si se pierde el sentido de lo divino, ¿quién nos asegura que no se le va a atacar finalmente a Dios y que Dios no se verá obligado a defenderse?…

Entonces, nosotros sacamos otra consecuencia: hacemos un gran bien al mundo cuando promovemos la piedad, la oración, el culto en la Iglesia.
Trabajar por que se mantenga el respeto al Nombre de Dios es lo mejor que podemos brindar a nuestra sociedad cuando la vemos descristianizarse. Es mejor que se mantenga fiel para que se vea siempre bendecida por Dios.

Deje su comentario

Nota: MinisterioPMO.org se reserva el derecho de publicación de los comentarios según su contenido y tenor. Para más información, visite: Términos de Uso