¿Cómo sería hoy Jesucristo?…

23. diciembre 2024 | Por | Categoria: Jesucristo

Se trataba de una exposición doctrinal sobre Jesucristo, y en el auditorio —compuesto sobre todo por jóvenes— se suscitó una discusión casi violenta.
Unos gritaban: ¡Que no! ¡Jesucristo no era así! Ese Jesús bueno, ese Jesús que señala su Corazón con el dedo en su propio pecho, ese Jesús…, déjenselo a mujeres bienaventuradas en las bancas de la iglesia…
Otros, replicaban graves: ¿Qué? ¿Quieren que volvamos al Cristo de aquella película ya vieja, Jesucristo Superstar, con armas en la mano, en vez de un látigo severo pero no asesino?…
El conferenciante, un sacerdote muy moderado y atento en sus formas, tomó la catequesis sobre Jesucristo publicada como preparación para el Tercer Milenio, y puso paz en la asamblea revuelta, cuando les dijo:
– Miren lo que dice aquí: El rostro de Cristo que más fascina a los jóvenes es el de “Cristo Vida”, por el que Jesús resulta para ellos el amigo, el confidente, el hermano, aquel que perdona, el vencedor del mal, el camino, la verdad. Para los jóvenes de todo el mundo, Jesucristo es sinónimo de humanidad realizada, de cambio de vida, de liberación.
Al escuchar estas palabras, se calmaron los ánimos. Y prosiguió el sacerdote:
– Ahora, soy yo el que les pregunto: ¿cómo era Jesús, y cómo quieren ustedes que sea hoy, en nuestros días? La respuesta se la da esa misma catequesis ordenada por el Papa. Miren cómo han vivido el Evangelio los hombres y mujeres más grandes de la Iglesia. Ellos son el Evangelio viviente.

Francisco de Asís, ante el dinero que atenaza a tantos, no asume una posición de violencia. Deja a los ricos que sigan ricos. Pero él se desprende de todo. Se queda desnudo ante su propio padre y ante el asombrado Obispo. Se casa con una novia muy singular: la pobreza. Y no teniendo nada de nada, ha pasado a la historia como el hombre más feliz del mundo. A la vez, acabó con el afán de riquezas tontas que ambicionaban muchos Pastores de la Iglesia, y realizó la mayor revolución social de la Edad Media. ¿Hacen hoy falta las armas para acabar con la injusticia, o sería más eficaz la pobreza de Francisco de Asís? Nuestros campesinos humildes y creyentes, ¿viven o no viven mejor que nadie el Evangelio?
– Hoy Jesucristo, ¿escogería ser un empresario o un campesino de los nuestros? Como quien dice: ¿volvería a ser Jesucristo el modesto carpintero de Nazaret?…

Ignacio de Loyola ve cómo se mete la rebeldía en la Cristiandad con la rebelión de Lutero, que rompe con toda autoridad y destroza la enseñanza de la Iglesia. Al ver conculcados los derechos soberanos de Jesucristo, Ignacio se somete con espíritu casi militar al Papa, representante de Jesucristo, y no se desvía ni un milímetro de las normas de la Iglesia, hecho obediente a Dios como el mismo Jesucristo al Padre.
– Hoy Jesucristo, ¿seguiría siendo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz —como se dejó retratar en su fiel discípulo Ignacio—, o se rebelaría como tantos lo hacen hoy?…

Juan de Dios ve a los pobres enfermos sin ningún cuidado médico, y mirando al Jesús del Evangelio que curaba a todos, se decide a fundar aquellos hospitales que inician la asistencia social, aunque a él le llevan a heroísmos inconcebibles.
– Hoy Jesucristo, ¿se desentendería de tantos desnutridos y de tantas víctimas del Sida, o haría lo mismo y más que su discípulo Juan de Dios?…

Juan Bosco ve a los niños y jóvenes de las clases populares abandonados a su suerte en cuanto a educación, y se lanza a formarlos en el temor santo de Dios y a hacerlos ciudadanos de provecho, a pesar de los sacrificios que le va a suponer entregarles la propia vida.
– Hoy, el Jesucristo que dijo: Dejad a los niños que vengan a mí y amó con predilección al joven, ¿haría lo mismo o se desentendería de la niñez y de la juventud?…

Pío XII, ese Papa de nuestro tiempo que asombró al mundo, justificó el nombre de PIO que había escogido: Pío es nombre de paz. Su antecesor Pío XI había ofrecido su vida por la paz del mundo. El anterior, San Pío X, murió diciendo cuando estalló el conflicto europeo: Yo no bendigo la guerra, sino la paz. Y Benedicto XV trabajó tanto por la paz, que un congresista no católico desafió a todos los participantes en el Congreso por la Paz celebrado en Londres después de la Primera Guerra Mundial: “Nómbrenme ustedes a un hombre que haya hecho tanto por la paz como el Papa”.
– Hoy Jesucristo, ¿haría como estos sus Vicarios, o bien tomaría las armas para ir a luchar en la montaña, en vez de seguir caminos de amor y de paz?…

Teresa de Jesús —y va para esos que decían no sé qué de las beatas de los rezos y las imágenes—, es sin duda la mujer más admirada y envidiable que ha tenido la Iglesia. Se dedica a fundar monasterios para que mujeres incontables vivan exclusivamente entregadas a la oración por la Iglesia y por el mundo, imitando a Jesucristo que, en medio de su actividad y cuando estaba más rendido de cansancio, se pasaba muchas noches, como nos dice Lucas, en la oración de Dios.
– Hoy Jesucristo, el que así oraba; el que recibía complacido el perfume de la pecadora en la casa del fariseo, y en sus pies de Resucitado los besos de la Magdalena; el que defendía a María de Betania porque se pasaba el rato escuchándole, ¿haría o no haría lo mismo?…

El sacerdote seguía con otros ejemplos de Santos, los hijos más preclaros de la Iglesia y los mejores imitadores de Jesucristo. Mientras, el auditorio, antes revolucionado, escuchaba en un silencio muy significativo. Y al preguntar de nuevo el sacerdote con un poco de malicia: ¿Cómo es Jesucristo, y qué haría hoy?, nadie respondió, porque todos estaban meditando…

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