Gracia

El Espíritu Santo en mí

21. febrero 2024 | Por | Categoria: Gracia

Un himno de la Iglesia se dirige al Espíritu Santo y le llama tiernamente: ¡Dulce Huésped del alma! ¿Sabríamos adivinar los tesoros de bondad y riqueza que entraña esta palabra, Huésped, cuando se la decimos al Espíritu Santo?
El Espíritu Santo no es un simple visitante, que viene a vernos, se pasa un rato con nosotros, nos entretiene amablemente, y se marcha pronto porque no quiere ser una molestia. No, el Espíritu Santo no es así. El Espíritu Santo ha llamado a nuestra puerta y se ha autoinvitado:
– ¿Me abres? ¿Tienes inconveniente en que me hospede en tu casa? ¿Me admitirías, si te digo que me quiero quedar contigo aquí para hacerte compañía?…



Los Sacramentos, insustituibles

14. febrero 2024 | Por | Categoria: Gracia

Ya que son tantos hoy los que buscan nuevas formas de unión con Dios, y nos las enseñan como grandes descubrimientos espirituales modernos, nosotros, cristianos católicos, nos convencemos cada vez más de que no tenemos que aprender nada nuevo. Porque contamos con la Palabra y los medios de santificación que Jesucristo nos dejó en su Iglesia, y que son lo definitivo de Dios…



Inquietudes con respuesta

7. febrero 2024 | Por | Categoria: Gracia

Muchas veces en nuestros esctritos sacamos a relucir o manifestamos un sentimiento muy íntimo que nos preocupa: ¿Por qué hay tantos hermanos nuestros que sufren? ¿Por qué no todos los hombres disfrutan de la vida como la gozamos nosotros, a pesar, quizá, de nuestros problemas personales?
Un famoso filósofo moderno, que vivió siempre en una angustia mortal porque no hallaba razón de ser para su vida, escribió esta sentencia tan acertada…



Veremos a Dios

31. enero 2024 | Por | Categoria: Gracia

¿Qué es lo que esperamos en la otra vida? Nosotros no tenemos la menor duda: ¡Veremos a Dios! Pero, al asegurar esto, ¿sabemos lo que nos decimos? ¿sabemos lo que significa ver a Dios?…
Llama mucho la atención en la Biblia el miedo que los judíos tenían de ver a Dios. Al sentir su presencia, se cubrían el rostro, porque podían morir con la vista del Señor. Así lo hace Moisés ante la zarza ardiendo:
– Se cubrió el rostro, porque tenía miedo de mirar a Dios…