Reflexiones

Todo por amor.

26. febrero 2010 | Por | Categoria: Reflexiones

Unir  nuestra voluntad con la voluntad de Dios, es la cumbre de la perfeccion. San Antonio Maria de Ligorio escribio: «Toda la perfeccion del amor divino consiste en la union de la voluntad propia con la Divina Voluntad de  Dios». Por eso el anhelo de los santos no ha sido otra que hacer la voluntad […]



Las menudencias

19. febrero 2010 | Por | Categoria: Reflexiones

Ahora que ya hemos avanzado bastante con nuestro programa, me he cuestionado: Pero, ¿qué vamos a hacer? ¿Vale la pena un programa tan sencillo, tan breve, tan sin pretensiones, porque no es más que una menudencia?… Y esta palabra menudencia me ha causado una impresión inesperada. ¡Si de esto se trata! De unos minutitos cada día para llevar un mensaje al corazón. Pero, me he dicho con plena convicción: Quien escuche cada día esta reflexión, al cabo de un tiempo habrá notado cómo sus criterios se ajustan cada vez más a la verdad cristiana. ¿Me doy cuenta de lo que significa esta menudencia?…



Un zapatero con historia

12. febrero 2010 | Por | Categoria: Reflexiones

Todos sabemos de memoria que, para hacer algo en la vida, es cuestión de esforzarse. Sin hacerse violencia y sin negarse a mil caprichos, es imposible prosperar, superarse, realizarse, llegar a ser personas de valer. Dios nos ha hecho a cada uno como somos; pero Dios dejó su obra incompleta. Por eso, nos ha dado la capacidad de llegar a la perfección humana y cristiana, y eso debemos lograrlo a base de esfuerzo propio. Quien no se niega y no se vence, valdrá para muy poca cosa.

Me hizo reír el caso cuando lo leí. Se trata de un Arzobispo alemán que era de origen muy humilde, hijo de un pobre zapatero. Entra en una sala lujosa donde se celebraba una recepción importante, y oye a un presumido que le dice a su compañero…



Dos hindúes nos acusan

5. febrero 2010 | Por | Categoria: Reflexiones

Ante el hecho de que el Primer Mundo, el rico, el industrializado, el del bienestar, se está secularizando y descristianizando cada vez más, nosotros, los católicos de nuestras tierras latinoamericanas, nos ponemos a reflexionar seriamente y discurrimos sobre el modo de evitar que se nos contagie el mal proveniente de esos países que nos prestan ciertas ayudas, no muy generosas y sí muy interesadas.

¿Descristianizarnos? ¡Eso, sí que no! ¿Imponernos hasta nuevas formas de religión? ¡No lo aceptamos!…
Si por obedecer consignas anticristianas aceptamos todo lo que se nos quiere imponer, nos exponemos a renegar de Dios. Y entonces Dios podría permitir en su Providencia que se nos escapara el Reino y pasase a otras gentes que darían más fruto…